OPERACIÓN ESTÉTICA
Al contrario de lo que pueda parecer, esta vez no voy a hablar de las operaciones de cirugía estética que las famosas y famosos publicitan en los programas de televisión, sino de una depuración de contenido que Tele 5 práctica al emitir Operación Triunfo.
Operación Triunfo es probablemente el mejor formato que ha parido la televisión en los últimos 5 o 6 años, un programa blanco, válido como pocos para reunir a toda la familia ante el televisor, que encima tiene el mérito de cosechar tras 5 ediciones shares por encima del 26%.
La fórmula tampoco es compleja, 16 jóvenes talentos ofrecen cada semana en una gala sus dotes vocales e interpretativas al estilo del antiguo “Gente Joven”, pero a diferencia del aquel mítico espacio, este ofrece cada día el proceso de aprendizaje y la preparación de las actuaciones, adaptándose a la nueva tendencia televisiva de telerealidad. Real como la vida misma es la forma de realizar el proceso selectivo hasta decidir quien consigue una carrera musical, el que no se esfuerza, no es bueno o no consigue enchufe, no triunfa.
Después de 5 ediciones que voy a decir de Operación Triunfo que no se sepa, que grandes profesionales hacen un programa bien hecho, que por el desfilan auténticas figuras de la canción, que este concurso descubrió a Bisbal, creo que será mejor que hable de esta edición porque probablemente si no lo que cuente no sea nada nuevo.
A mi lo que me fascina de este concurso no es solo la mecánica, ni las perlas que suelta Risto Mejide, sino ver como alguien que ha formado parte de tu entorno es archiconocido por su talento musical después de mucho tiempo intentándolo, me refiero a mi ex compañero de trabajo Daniel. Para mi la verdad es una nueva sensación televisiva ver como el compi que ponía las palomitas en el cine donde yo cortaba las entradas, el que salió de marcha alguna vez conmigo o me deleitó con una canción el último día de curro, sale cuando pongo la tele comiendo con Julio Iglesias, siendo felicitado por una Soraya Arnelas a lo Marilyn Monroe o ofreciendo brillantes actuaciones como la del otro día con Saray. Cosas así (por cierto también conocía a Jorge de OT3, amigo del Cristian compañero mío de la carrera) humanizan la televisión.
Operación Triunfo es probablemente el mejor formato que ha parido la televisión en los últimos 5 o 6 años, un programa blanco, válido como pocos para reunir a toda la familia ante el televisor, que encima tiene el mérito de cosechar tras 5 ediciones shares por encima del 26%.
La fórmula tampoco es compleja, 16 jóvenes talentos ofrecen cada semana en una gala sus dotes vocales e interpretativas al estilo del antiguo “Gente Joven”, pero a diferencia del aquel mítico espacio, este ofrece cada día el proceso de aprendizaje y la preparación de las actuaciones, adaptándose a la nueva tendencia televisiva de telerealidad. Real como la vida misma es la forma de realizar el proceso selectivo hasta decidir quien consigue una carrera musical, el que no se esfuerza, no es bueno o no consigue enchufe, no triunfa.
Después de 5 ediciones que voy a decir de Operación Triunfo que no se sepa, que grandes profesionales hacen un programa bien hecho, que por el desfilan auténticas figuras de la canción, que este concurso descubrió a Bisbal, creo que será mejor que hable de esta edición porque probablemente si no lo que cuente no sea nada nuevo.
A mi lo que me fascina de este concurso no es solo la mecánica, ni las perlas que suelta Risto Mejide, sino ver como alguien que ha formado parte de tu entorno es archiconocido por su talento musical después de mucho tiempo intentándolo, me refiero a mi ex compañero de trabajo Daniel. Para mi la verdad es una nueva sensación televisiva ver como el compi que ponía las palomitas en el cine donde yo cortaba las entradas, el que salió de marcha alguna vez conmigo o me deleitó con una canción el último día de curro, sale cuando pongo la tele comiendo con Julio Iglesias, siendo felicitado por una Soraya Arnelas a lo Marilyn Monroe o ofreciendo brillantes actuaciones como la del otro día con Saray. Cosas así (por cierto también conocía a Jorge de OT3, amigo del Cristian compañero mío de la carrera) humanizan la televisión.
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